Cuando llegué a la peña este domingo, despues de muchos meses sin aparecer, la sorpresa que me llevé fue bastante grande, firmé en el puesto 50, y no sólo eso, en la salida éramos cerca de 40 tíos que íbamos a hacer una rutita por la montaña.
La cara de la gente que se cruzaba con nosotros era espectacular, de repente un pelotón de 40 tíos que se dirigen a toda velocidad hacia tí, lo cierto es que debe asustar, la gente se debía preguntar ¿dónde está la carrera?.
En fín, volviendo a lo que interesa, nos metimos por la zona de Porxinos buscando Villamarxant y como suele suceder en estas rutas, antes de llegar a Villamarxant nos desviamos para encontrarnos con la Llomaina y dirigirnos hacia el corral del Portillo, en cabeza de pelotón se rodaba a una velocidad endiablada, maquinamos el poder poner un par de piedras en los bolsillos de alguno que otro, cuando alguien gritó "¡pinchazo!", se escucho un "¡ya era hora!", este parón nos ha servido para tomar algo de aire y comer un poco ya que como no se adonde me lleban, como se suele decir "lo que va davant, va davant".
Con fuerzas renovadas y con ganas de encontrarnos ya con nuestros queridos caminos pedregosos que tiran para arriba, emprendemos la marcha buscando la carretera que va de Xiva a Pedralba y nos tiene que llevar a la entrada de Fuente Viñas, una vez en ésta, el ascenso, como siempre, tendido al principio y un poco más duro al final, pero sin problemas excesivos.
De nuevo parón para poder disfrutar del frescor que nos brinda la fuente y decirdir el resto de la ruta, unos nos quedaremos en Fuente del Enebro, otros (preparando la marcha especial) seguirán hasta el Cuco y más allá.
Emprendemos un rápido descenso que nos lleva a una zona de subidas y bajadas (siempre cuesta que las piernas vuelvan a entrar en calor tras una paradita) y vamos a ir a parar a una zona que recuerdo de una anterior incursión que hice hace muchos años por la sierra de Xiva.
Es una zona que parece una meseta llena de almendros, la pasamos y empezamos la ascensión al Enebro, no sin antes despedirnos de la gran mayoría que subirán cotas mayores.
No es una subida excesivamente dura, llena de paisajes espectaculares y cruzando algún que otro barranco encharcado que nos va refrescando las piernas, alguna zonilla llega al 11% pero no hay nada que no se pueda subir con los dientes apretados.
Una vez en nuestra meta, bebemos agua, disfrutamos de las vistas y miro con cierta envidia sana a los que siguen su trayecto hacia arriba (es lo que tiene la falta de tiempo).
Ahora que hemos sufrido un poquito, vamos a disfrutar y emprendemos un descenso endiablado que nos llevará al camí de Xest, que si no se remedia pasará a convertirse en breve en algo intransitable para las bicis y en una autopista para los coches... (dicen que es el progreso).
Con la sensación de estar bien y las ganas de hacer el ascenso al Cuco, guardo a mi amiguita en el garaje y me despido de ella hasta la próxima. Una ruta larga de 72 km. con un IBP de 75 y 898 metros de ascenso acumulado.
El track aquí.
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