lunes, 16 de mayo de 2016

Altura-Gàtova-Olivera Morruda-Altura

Segunda ruta por la Calderona, aunque la anterior no la comenté ya que era una ruta que transcurría por la subida a Revalsadors por la Cartuja de Portaceli, una vez arriba, visitamos el punto geodésico, la nevera y el mirador, para bajar de nuevo al parking, es una ruta preciosa pero que ya había hecho alguna que otra vez.
Dejo alguna foto para disfrute y empiezo a describir la ruta espectacular de hoy.

No sabíamos qué ruta hacer esta semana, lo que queríamos era visitar la Olivera Morruda y hacer un pequeña reverencia a ese ser vivo que lleva entre nosotros más de 1500 años.
Nos decantamos por la ruta del centro de btt de la comunitat valenciana, y elegimos la ruta 5 del Alto Palancia, marcada como difícil, en el enlace se puede ver de forma más detallada y con mayor cantidad de datos la descripción de la ruta (aunque no con tanto sentimiento).
Por ella nos decidimos, no es difícil por el recorrido, es mas bien dura por la distancia que recorre y por el tipo de terreno, pero dejemos eso para más adelante...
La ruta comienza en el centro bit situado en el camping de Altura, lugar perfecto para empezar y acabar una ruta ya que posee restaurante y baños.
Nada más comenzar y antes de coger la vía verde de Ojos Negros, 200 metros de ascenso a un 20% para que las piernas entren en calor.
 Ya en la vía verde, disfrutamos de un dulce pedaleo que nos dirige hacia un pequeño tramo de asfalto que empieza a ir inclinando su pendiente, si bien no de manera exagerada, va dejando un poso para las piernas que ya nos pasará cuentas al final de la ruta.
Pasamos por zonas de merenderos y una zona de un pequeño stop del agua adornada por un puente que no me puedo resistir a dejar inmortalizada y con la promesa de volver con los peques para probar sus dulces y a buen seguro frías aguas.

Tras la foto continuamos por carretera hasta girar a la izquierda y emprender por fin pedaleo por nuestro firme preferido, todo el rato es constante la subida, aunque no llegamos a pendientes muy exageradas si que mantiene un punto de esfuerzo continuo que te mantiene alerta en todo momento.
Seguimos subiendo atravesando la Calderona de Castellón a Valencia, de Altura a Gátova, en continuos sube y bajas con algún que otro más sube que baja, justo en un punto de mayor pendiente nos encontramos con una invitada que llamada por el sol que después de una semana de agua asoma de nuevo, no podemos más que bajar de nuestras monturas y hacer fotos sin molestar en exceso a nuestra bella y a la vez temida (sobretodo por mí) compañera, se trata de una culebra de escalera, típica de estos parajes de aproximadamente 1 metro (aunque a mí me parece que debe medir cerca de 20) que no se inmuta ante nuestra presencia y posa para nosotros con total naturalidad.















Continuamos pedaleando hacia Gàtova y nos encontramos en ruta conocida ya por nosotros en una anterior incursión por la Calderona, donde alcanzaremos nuestra máxima cota del día a partir de ahí un rápido y divertido descenso hasta alcanzar Gàtova y dejarnos refrescar por su fuente y su "bocadill de lom y ques"como diría Nach...
Con el estómago lleno emprendemos camino y de nuevo una subida por asfalta un trozo hasta llegar a lo que queda de un pequeño torreón de vigilancia que nos obsequia con unas vistas espectaculares del enclave en el que nos encontramos.

Al fondo vemos el famoso y duro pico del águila el cual vamos rodeando durante toda la ruta.

Emprendemos un técnico y duro descenso de piedra suelta por el que nos cruzamos con algunos atrevidos que sufren de lo lindo para subir, el descenso nos lleva a un cruce de caminos en el que si tiramos a la derecha subiremos hacia el Tristany, pero esta vez no, hoy vamos por una trepidante bajada que nos deja en un valle de huerta, con un edificio a la izquierda (Mas de Ferrer) y la piedra angular de la ruta de hoy alzándose majestuosa sobre los demás olivos: la Olivera Morruda.
Emprendemos un rápido pedaleo por asfalto para llegar a ella, la tocamos, la abrazamos y casi podemos sentir como nos envuelve la calma del lugar, pero tenemos que abandonar su abrigo, y con una última mirada y con la sensación de pequeñez que te da el encontrarte enfrente de un ser vivo que ha vivido tanto y que si no intervenimos le queda por vivir, continuamos nuestro pedaleo.

Nach pedalea, yo casi repto, el famoso tío del mazo me ha venido a visitar y aún quedan dos tachuelas y veintitantos kilómetros, las piernas no me siguen y eso hace que no vea más allá de la siguiente piedra, cada pequeña subida me exige lo máximo, cada bajada la recibo con un suspiro, Nach, paciente, me espera en cada curva.
Llegamos a un punto inesperado y a la vez precioso como es la laguna de buitrera, una zona que en su inicio fue artificial pero que hoy alberga una gran cantidad de aves y peces que llenan de vida sus transparentes aguas.

Continuamos ya acercándonos a la población y antes de coger de nuevo la vía verde pasamos por una plantación de olivos ornamentales que en otras condiciones hubiese disfrutado más, pero voy como los burros con orejeras, no veo más allá de la rueda delantera, necesito azúcar y la consigo gracias a los nísperos que tomamos prestados de un árbol, ese extra me ayuda a cubrir los pocos kilómetros que restan para llegar de nuevo al camping y bajar lo subido al inicio de la salida.
No quiero olvidarme de citar la que en su día debió se algo arquitectónicamente colosal como es la Cartuja del Vall de Crist, en la que nos paramos para admirar a través de sus rejas las maravillas que le quedan por enseñar.
Resumiendo, ruta espectacular por su variedad de paisajes, su belleza y porqué no, por ese punto de dureza que le da un encanto definitivo.
Mi primera incursión en la tierra que me vio nacer y a buen seguro que no será la última.
Ruta de 53,62 km, con un IBP de 129 y 1542 metros de ascenso acumulado.
Ruta dura pero preciosa.
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