La idea era hacer la previa a la marcha de Losa que se hará el domingo próximo, al final hemos hecho tan sólo la mitad, pero ha valido la pena y me ha dejado esa sensación de querer volver a pedalear por la zona en un futuro no muy lejano.
Nada más empezar nos lanzamos por una zona de toboganes que nos hace ver lo divertido que puede llegar a ser cuando 300 ó 400 descerebrados se lancen de golpe sobre ellos, tiene que ser realmente espeluznante. Los primero pedaleos transcurren tranquilos por una zona con buen firme y un continuo de bajaditas y subiditas que para entrar en calor viene bien, es en este punto donde no puedo mas que parar para admirar una de las cosas que me hace pensar en volver a esta zona y es su paisaje, me deja sin palabras, la pena es no haber conocido esta zona con árboles, debió ser preciosa, a lo lejos puedo ver como el Turia (supongo) serpentea entre las montañas haciendo cañones y dejando imágenes espectaculares.
Son las vistas las que te permiten pensar en lo que te da la btt y lo poco que hacemos para devolvérselo...
Nos reagrupamos y seguimos el pedalear para enfrentarnos a nuestra primera trialera, de quitar el hipo, sin más, bajar y notar la compañía de tu rueda trasera a la altura de tu codo izquierdo es toda una experiencia, entre derrapes, sustos y aullidos, me veo obligado a bajar en una zona que mi técnica (miedo para los amigos) me impide hacer, con toda la dignidad del mundo, pongo pie a tierra y hago el tramo subido al famoso coche de San Fernando, lo divertido viene cuando intento volver a subir sobre la bici, se hace difícil, pero al final lo logro y consigo acabar la trialera con esa descarga de adrenalina que sólo puede conocer el que practica este deporte.
Empieza el repechón más duro de la ruta, primero zona asfaltada hasta llegar a un camino ancho que se empina y hace que el grupo se estire hasta el infinito y más allá, llegamos a la zona alta donde decidimos el camino de bajada para llegar a un punto geodésico.
La toma de decisiones es inmortalizada por los reporteros gráficos.
Tras una rápida y vibrante bajada con zonas en las que el hipo deja de existir, llegamos a un repechón que nos dirige hacia un depósito de agua, estamos sin saberlo en la zona que nos encamina hacia el final del trayecto, es la zona más bonita, pero también la más peligrosa, la técnica de la que ante he hablado (cocó, cocó) me hace poner pie alguna que otra vez.
El camino se convierte en senda, la senda en marcas de rueda, a un lado el vacío, al otro las zarzas, en medio piedras, escalones y una pendiente negativa que te "ayuda" en el propósito de romperte la crisma en 3, pero ahí estamos, conseguimos pasar la zona de zetas como buenamente podemos.
A la llegada al pueblo decidimos parar y reponer fuerzas, cansados (algunos) pero contentos (todos) y con la promesa personal de volver a la zona a ciclar un poco más, pero eso será contado en otro momento....
Un total de 23 km con un ascenso acumulado de 773m. y un IBP de 83 da una idea de su dureza.
Track aquí.
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